Caímos en la tentación… Esta foto tiene más de 25 años, casi tanto como el tiempo que llevamos ejerciendo nuestra profesión. Desde entonces, seguimos convencidos de que el amor por lo que hacemos sigue intacto.
Ser gastronómico no es fácil. Son horarios imposibles, eventos, reuniones y cumpleaños a los que no llegamos. La rutina se acomoda a lo impredecible del trabajo. Pero aun con todo eso, nunca dudamos de nuestro camino.
Estudiamos, nos graduamos, viajamos, nos mudamos, regresamos, formamos una familia y seguimos eligiendo este oficio. Porque hacer feliz a alguien con un plato de comida es una enorme responsabilidad, pero también un privilegio. Y para nosotros, sigue siendo un desafío hermoso.
Ojalá todos puedan sentir orgullo al decir:
“Yo soy [inserte profesión] y soy feliz con eso.”
Esto es Pastrami853, ahumado artesanal, camino a su 5to aniversario.
Nací en CABA en 1979, en una familia de profesionales universitarios, pero decidí no seguir una carrera tradicional. Apenas terminé el secundario, supe que la gastronomía era mi camino y la abracé con pasión.
Me gradué en la Escuela de Cocineros del Gato Dumas, en una época en la que la cocina no era tendencia y pocas mujeres estaban en la línea. Luego continué mis estudios en The Culinary Institute of America, donde realicé mi pasantía en un Hotel & Spa de lujo en las montañas Catskills. Más tarde, me mudé a NYC para trabajar en Aquavit, (2 estrellas Michelin).
Después de casi cinco años en EE.UU., regresé a Argentina y durante 15 años estuve a cargo del comedor de una prestigiosa facultad, siempre enfocada en ofrecer opciones sabrosas y saludables para un público en plena formación de su paladar.
En 2020, en plena pandemia, con Martín, mi marido, hicimos realidad un sueño postergado durante años: crear el mejor pastrami artesanal ahumado.
Hoy, mi tiempo y mi pasión están en Pastrami853. Y sigo convencida de que elegí la mejor profesión del mundo.
Nací en Quilmes en 1975, en una familia con profundas raíces europeas transmitidas por mis abuelos. Desde siempre, la cocina fue mi idioma, el lugar donde encontraba creatividad, esfuerzo y satisfacción en partes iguales.
Me formé en la Escuela de Cocineros del Gato Dumas, en una época en la que la gastronomía aún no era una moda, sino un oficio exigente y lleno de desafíos. Con ganas de aprender de los mejores, me fui a Nueva York, donde trabajé durante casi 5 años en cocinas de alto nivel, absorbiendo la técnica, la disciplina y la cultura de la ciudad que nunca duerme.
Al regresar a Buenos Aires, pasé por distintos restaurantes como chef, dejando mi impronta en cada cocina. Pero la pandemia cambió el rumbo de todo. En medio de la incertidumbre, junto a mi esposa hicimos realidad un sueño postergado durante años: crear Pastrami853, nuestro proyecto más apasionante.
Hoy, cada pieza de pastrami que ahumamos lleva el mismo amor y dedicación que pusimos en construir este camino. Y cada día reafirmo que la cocina, más que un trabajo, es mi vida.